Soy sensible, siento todo, aún así he conseguido apagar mi corazón de vez en vez. Hace unos años estudiaba disciplinadamente Budismo. Iba al centro Kadampa por lo menos unas tres veces a la semana, aprendí mucho, en ese momento necesitaba un acercamiento más allá de lo cotidiano, algo que acercara mi mano cerca de Dios, o como lo quieran llamar, pensaba que la vida sin cualquier práctica espiritual, puede ser muy vacía, aún lo sigo creyendo, sino es por la música que me eleva de vez en vez, todos necesitamos de algo que nos sitúe en un lugar fuera de la tierra… aunque sea por unos momentos. Necesitamos apagar la mente, conectar con algo supremo.
Apagar el corazón.
Apagar el corazón.
Apagar el corazón.
Soy sensible, siento todo, aún así he conseguido apagar mi corazón de vez en vez. Hace unos años estudiaba disciplinadamente Budismo. Iba al centro Kadampa por lo menos unas tres veces a la semana, aprendí mucho, en ese momento necesitaba un acercamiento más allá de lo cotidiano, algo que acercara mi mano cerca de Dios, o como lo quieran llamar, pensaba que la vida sin cualquier práctica espiritual, puede ser muy vacía, aún lo sigo creyendo, sino es por la música que me eleva de vez en vez, todos necesitamos de algo que nos sitúe en un lugar fuera de la tierra… aunque sea por unos momentos. Necesitamos apagar la mente, conectar con algo supremo.