Tocar Bajo o hacer NOPOR.
Hace unas semanas entré de bajista a un grupo por emergencia. A decir verdad estas últimas semanas han estado llenas de emergencias, de viajes inesperados y de un correr tras correr… una especie de maratón de emociones, que para ser honesto me tiene un poco fatigado, cómo se le ordena a la mente y al corazón tantos cambios del sentir, de horarios.
¿Cuál es el algoritmo para decirle…? hey, es algo momentáneo, pronto volvemos a la normalidad o a la rutina en todo caso. Calma.
En fin, que he estado tocando el bajo diario, al principio sentía que tenía el síndrome del impostor, ya saben sentir que no están a la altura de la tarea que les han dado, una tendencia a minimizar las cosas. Sobre todo porque leo partituras que no conozco en una clave que no me es tan familiar.
Con el pasar de los días, me siento más cómodo, y me gusta mucho… tanto que ya no quiero tocar guitarra estos días. No es que no me guste, pero el papel de la guitarra siempre me ha causado un poco de conflicto. En los 80´s y 90´s gracias al Glam Rock y al Heavy Metal, la guitarra se hizo de una fama de algo llamado Shred. Una especie de virtuosismo desmesurado donde lo importante era la rapidez, la distorsión y otros artefactos. Ojo, no es que me disguste eso, pero a menudo como he dicho con las emergencias, me fatiga.
Como todo acto virtuoso, se aplaudió y algo de esa resabio quedó en la guitarra de mi generación, la gente piensa que hacer Shred te define como un buen guitarrista, y es algo que siempre me rompe los vidrios. Imaginen, yo crecí escuchando a Fernando Delgadillo y Blink 182, nunca me interesó eso, pero de alguna manera… tenías que aprenderlo, como si fuese una herramienta más de trabajo, y como por coincidencia este es mi trabajo, ahí lo tienen.
En fin que tocando el bajo me siento libre de eso, prefiero estar atrás apoyando a los solistas, manteniendo… y soportando el discurso de los demás, creo que es un lugar donde me siento más cómodo.
Quien sabe, en la vida a veces te encuentras con una esquina que rebela un destino en ti. Como la historia de Alex Marin. Sólo googlenlo, lo demás sobra. En fin, que el tipo nunca quiso ser actor Nopor, sólo tuvo una novia que decidió interesarse por eso, y que coincidió con el apoyo de él. Y en un punto así como pasa a veces, hizo falta el bajo, o en su caso hizo falta un actor, (la precariedad hace que cuatro mil pesos cambien todo). Así fue que él entró, y poco a poco hizo su historia, ahora es el segundo canal NOPOR más visto en todo México. De nuevo una esquina se reveló ante él. Una especie de emergencia. Algo que uno no desea y sin embargo no sabe que desea.
