Retirarse
Quisiera pensar en mi vida como una línea recta, como un trayecto llano sin curvaturas que desviasen el propósito, sin paradas inesperadas u orilladas a la gasolinería.
Cómo un tren que corre sin importar el destino, un tren cargado de humanos que van volando desde su asiento mientras devoran el mundo con sus ojos, las imágenes parecen venir a ellos, y por un momento tú las alcanzas todas mientras la velocidad te devora en el tiempo. edificios, árboles, montañas etc. Cuando subes a un tren no puedes decir estoy aquí ahora porque al siguente momento ya estás en otro lado, es la lógica de esas bestias, así corren esas máquinas sin perder el propósito, en línea recta. Me gustaría pensarme así, simple cómo un tren que corre hasta alcanzar su propósito.
El sábado pasado ví el retiro de Amanda Nunez considerada la mejor peleadora de la historia en la UFC, la brasileña de 35 años tuvo su último asalto el pasado sábado en Vancouver tras derrotar a la mexicana Irene Aldana. Mientras agradecía al público le pidió a uno de sus coachs que cortara su guantes, al terminar se arrodilló en el Ring, puso sus dos cinturones de campeona mundial en el piso y sus guantes en medio de ellos. Besó a cada uno y luego sus guantes se quedó abrazando esos tres objetos por unos momentos, mientras la arena estallaba en silencio, después se levantó anunció su retiro y dijo que era el final para ella, tenía una pareja y una hija que cuidar. Era tiempo de volver a casa.
Hay algo en ese gesto que me rebasó generalmente andamos por ahí en la vida dándonos de tumbos, pero Amanda lo tenía claro: luchar hasta conseguir esto y una vez alcanzado que sea el final, no habrá más peleas, más lesiones, más de ello, se cierra un capítulo.
Nacer con un propósito, un propósito una búsqueda y una vez encontrada soplarla y que lo demás se lo lleve el viento, que importe mil carajos, como los budistas que hacen mantras y luego los destruyen, porque en el fondo así es la vida, finita. Y más vale perseguir en el alma algo y destruirlo que nunca encontrarlo, algún día yo también haré lo mismo.
Correré como un tren hasta que logré mi destino y una vez ahí, como Amanda. Agradeceré a la vida, dejando lo que me quede de cinturón o logros, por grandes o pequeño que sean en el piso, abrazándolos un momento y dejándolos ir.
Sería lindo pensar una vida así… sencilla, como un trayecto que corre hasta llegar a algo y después simplemente se esfuma.

