El precio de la distancia.
Espero poderte leer esto, en vivo quizá en unos años:
A menudo salgo a trabajar afuera del país, es algo que cada vez se ha hecho más regular, empezó por ser una aventura pero cada vez se ha vuelto una fuente de ingresos estable y bien remunerada. Por la experiencia decían algunos. y ¿hasta cuándo es suficiente experiencia? quizá yo preguntaría en ánimos de reclamo, aunque no es así, sinceramente, cuánto hace falta por aprender, en aras de un futuro tan incierto como el agua.
Mis compañeros de trabajo no sólo son músicos, en el mundo del entretenimiento habemos toda especie de alebrijes; bailarines, cantantes, sonidistas, gente de backstage, escenógrafos, camarógrafos, y ahora y por razones de salud mundial, también enfermeros que con regularidad monitorean nuestro sistema respiratorio. Porque como a menudo pasa, si cae uno, caemos todos. Entre esos enfermeros, hay una griega; Elpida. Nos llevamos bastante bien. Ella quizá entendió perfectamente cuál era el trabajo aquí mejor que yo en todos estos años. Cuándo me preguntan porque me pagan, o cuál es el peso de mi trabajo acá…, ingenuamente digo; por ser un buen músico, tocar diferentes estilos, leer partitura, interpretar, montar shows etc.
Bien, pues Elpida, lo entendió y me dijo no te pagan por eso, te pagan por la distancia. Estás ganando este dinero a costa de la distancia. Fue como si ella supiera leerlo de golpe, lo hubiera resumido y me lo entregaba, así claro para que lo entendiera. Yo, como queriendo no ver la cosa, le dije claro; es una forma de verlo. No me mal entiendas. Viajar es hermoso, nunca me he arrepentido de los lugares en lo que he estado o la gente con la que he convivido, he aprendido un montón.Y por favor hazlo. Pero como cada viejo cassette, siempre hay un lado B. Y aquí es donde hay que tener cuidado.
El lado B es eso, verás; estoy ganándome la vida pagando con distancia. Sé que esto resuena en mi, por el sueño apenas tuve deja te cuento. Hace unos años naciste tú, nunca me he llevado mucho con niños, pero no sé que tienes, pequeño pétalo de sol, que no dejas de alumbrarme la cara cuando te veo, bueno aquí va:
Hace unos días soñé contigo, estábamos los dos en una cafetería muy bonita, y me servían un café en una taza que tenía forma de girasol, de los bordes se desprendían las flores y al centro y fondo de la taza estaba el cuerpo, algo lindo. A ti (Nadia), te encantaba y me pedías que por favor la comprara para ti insistentemente, yo tuve un tiempo difícil intentando convencer a la mujer del lugar que por favor me la vendiera, al fin lo conseguí, y nos íbamos a casa felices. Desperté e inmediatamente le conté a tu mamá, y me dijo; No te creo, apenas ayer me pidió que le comprara un girasol, y me preguntó por ti.
Aquí es donde pagas el precio de la distancia. Es así. Un día te despiertas y no puedes correr a ver a tu sobrina y regalarle un girasol, por más que te arda el pecho, no te quedan cerca los brazos de tu hermano, tu novia o de tus padres, los momentos con tu perro. Y entiendes que todo esto es el precio de la distancia. No quiero terminar con, vamos no es tan grave, es por un momento, a veces es así, saberse lejos… a son de qué, a veces sólo hay que sentirlo para darnos cuenta de algo, y de a quienes pertenecemos.
Pronto, te juro que voy a volver a casa con una taza de girasol. Hasta entonces pequeña. Te amo.