Cuando un coyote se va.
Ella nunca quiso vivir en la ciudad, yo le insistía que si se podía, que ya nos las arreglaríamos, encontraría algo qué hacer, algo de qué vivir.
Sé hacer muchas cosas le dije un día y ¿Cómo qué? me preguntó.
Puedo escribir historias, o música para obras de teatro, ya ves que tengo amigos ahí, seguro pueden echarme una mano, en lo que empiezo, en lo que encuentro un buen trabajo, imagínate, ahí cerca de la plaza condesa, está el foro Shakespare o algo así… imagina el espectacular afuera: “Foro Shakespare presenta… y en letras chiquitas música por…” ¿No sería bonito? y hasta puedo hacer medios turnos en la tienda de plantas de mi hermano, soy bueno con las plantas, aprendo rápido.
Cerraría por las tardes la cortina y con lo mucho o poco que me sobrara podríamos ir a tomar un café ahí por Coyoacán. ¿Te conté que un tiempo viví ahí? muy cerca de el barrio de la Conchita, me acuerdo que en ese entonces y por esas calles se la pasaban grabando Soy tu fan, una mini -serie de la vida de los hippie-burgueses treintañeros en la ciudad estelarizada por Ana Claudia Talancón, ¿Recuerdas que te gustaba esa serie? estoy seguro que en algún episodio salí por atrás caminando mientras rodaban alguna escena. Mira pienso que igual nuestra vida no va a ser como esa mini-serie, pero algo podemos construir, algo se puede dar, y aparte podemos ir a meditar a la librería el Sótano, los martes enseñan budismo, o cerca de ahí hay está el centro de estudios Sophia en Miguel Ángel de Quevedo, ¿Te acuerdas que un día fuimos a una platica acerca de estudios Ghibli, esos tipos que crearon El viaje de Chihiro? casi dos nerds se pelean entre sí por el simbolismo de los tori, que son esas puertitas o arcos que están antes de entrar a un templo a un bosque…, recuerdo que dijeron que eran portales de lo sagrado.
Vamos a intentarlo, pasemos un tiempo en la ciudad. A mí no me gusta - me dijo, si es una ciudad lo que quieres por qué no en cualquier ciudad del mundo… una mejor. Y así se fue ella, a cualquier ciudad que no fuera esta.
Lo malo no fue eso, lo malo es que yo sí acabe aquí, en esta ciudad, y ella, en la otra. Lo malo es cuando no tengo con quién pasar el medio día de Café Tacvba, o cuando salgo a correr solo a los viveros con el frio en las piernas, cuando no tengo prisa en cerrar la tienda de plantas porque no hay quien me espere. Tampoco la paso tan mal, sólo que apenas me enteré que hicieron la película de esa serie que le gustaba, y pensé en ella, y en Ana Claudio Talancón y Nico. ¿Ellos si acababan juntos? ¿O cada quién en otra ciudad? Lo malo es que pienso en todo esto mientras me tomo un café en un banca sentado de frente a la fuente de los Coyotes, y ¿sabes qué es lo irónico? Hasta en esa fuente hay dos coyotes, uno está sentado apaciblemente, mientras que el otro parece estar aullando cómo protegiendo al otro, por encima de ellos cae una ligera brisa de agua que los inmortaliza para siempre.
Quizá también un día uno de los dos se canse de estar ahí, y también se vaya y deje sólo al otro coyote y créeme que el día que eso suceda, yo estaré ahí esperando al otro que se queda solo para hacerle compañía en esta ciudad tan grande y en nosotros, tan chiquitos.